Desde hace tiempo, cuando camino por las calles, veo una
creciente tendencia de modas inspiradas en lo que yo llamo las décadas
grises de la historia reciente universal, y para ser más concreto de los
Estados Unidos. Estas décadas fueron las de la gran recuperación
económica americana, y comprenden desde los años treinta a mediados de
los sesenta, y sin unas décadas que nos causan fascinación.
Si pensamos en esas décadas en nuestro mundo occidental,
nos vendrán a la cabeza miles de imágenes: la segunda guerra mundial, la
guerra fría, la carrera espacial, los grandes logros de aquellos
tiempos. Aquel fue un tiempo de hombres y mujeres mejores,
legendarios... un pueblo humano que salió adelante de las más grandes
dificultades, con un espíritu de enorme grandeza, en donde cada gesta
parecía tan imposible como la historia del hombre que la llevaba a cabo.
Como añoro el tiempo en que los políticos realmente
incitaban pasiones en sus pueblos. Como añoro a Kennedy, como añoro a
Salvador Allende, como añoro a los padres de tan bellos ideales, a
aquellos que amaban tanto a su tierra que habrían combatido o muerto por
ella ¿Como puede un hombre que combatió por su pueblo tratar de
traicionarlo? ¿Qué golfo se dejaría pillar en un golpe de estado sin un
plan de escape?
Como añoro el tiempo en que para tener algo tenías que
esperar por ello, en que no estaba a un simple clic de distancia. El
tiempo en que las cosas se hacían para durar y podían repararse una y
otra vez. En ese tiempo los hombres vestían sencillo, y al llegar de
trabajar aún tenían tiempo de arreglar el coche, enseñar a sus hijos a
lanzar -da igual el deporte- sentarse a charlar en el porche con sus
esposas y hablar de las cosas horribles que habían visto durante la
guerra y como su recuerdo los había mantenido cuerdos.
Aún recuerdo aquellas fotos de hombres y mujeres
sonrientes, hombres y mujeres que tenían razones por las que sonreír y a
los que la falta de ideas no los sorprendía poniendo unos morritos
imbéciles en un selfie tras otro... Aún recuerdo a personas que no
necesitaban aparentar ser quienes no eran, porque la gente podía
juzgarte según lo buena persona que fueras, pero no según lo popular que
fuera tu modo de vestir.
No es que en las décadas grises no hubiera graves problemas
sociales. El mundo era mucho más violento, había graves diferencias
sociales entre razas, sexos y estratos sociales. Sin embargo, yo admiro
la capacidad y los conocimientos de aquellos hombres y mujeres que hoy
son o fueron nuestros abuelos, y que eran tan sumamente superiores en
aptitudes de supervivencia diaria...
Ahora, cuando vayas caminando por cualquier plaza, por cualquier lugar de
tu ciudad y observes a ese hombre mayor casi decrépito que intenta,
lentamente, subirse al autobús, recuerda que en su juventud le tocó
levantar un país en ruinas. Que quizás haya matado y estado dispuesto a
morir por un montón de sueños e ideales. Que es más que seguro que a su
esposa la conoció y se presentó en persona, y no por facebook. Que
seguramente haya escrito muchas más cartas que whatsapps... recuerda, que algún día tú
serás aquel hombre viejo, aquella mujer mayor que se arregla y se
adecenta porque a la calle no se va hecho un mamarracho... y que
seguramente no estaremos, ya no estamos a la altura de aquellos viejos seres humanos.